Queridas familias:
Llevamos ya más de una semana en una situación inédita, que nadie podía ni soñar; días extraños que hacen que nos replanteemos muchas cosas y nos están obligando a situaciones nuevas que nos llevan, no sólo a quedarnos en casa, sino a afrontar retos a veces bastante complicados de compaginar: teletrabajo, tareas domésticas, hacer de profes y mantener todo el día en casa a peques y no tan peques recluidos 24 horas, desarrollando la creatividad para mantenerlos activos. Y eso sin contar con las mil situaciones especiales que a cada uno o a la familia se nos presentan. Creo que estamos demostrando una gran madurez y responsabilidad para ir superando esta situación.
Toda crisis hace tambalear nuestras seguridades y, cuando creíamos que lo teníamos todo controlado, resulta que se nos caen muchos esquemas y se nos plantean muchas preguntas. Es bueno hacerse preguntas y ante esta incertidumbre abrirnos a la certeza de que no estamos solos, de que Dios camina a nuestro lado y se hace presente en cada momento… en tantos gestos de solidaridad, en tanto pequeños detalles de personas que tienden la mano a multitud de situaciones de soledad, enfermedad, a la atención de las personas más vulnerables, a los contagiados. Y, cómo no, a nuestros pequeños y no tan pequeños que requieren nuestra atención permanentemente.
Cada uno de nosotros tiene que seguir siendo portador de serenidad y alegría, sacando fuerzas de flaqueza, sembrando esperanza y confianza. Cristo asumió la incertidumbre, el dolor, el sufrimiento sabiendo que la muerte no tiene la última palabra y que esta situación no sólo la vamos a superar, sino que nos está diciendo algo. Necesitamos mirar desde dentro y contestar a nuestros interrogantes más hondos. Quizá escuchando el corazón podamos descubrir realidades nuevas, aprendamos a valorar las cosas que verdaderamente tienen valor y a relativizar las otras.
Nos acompaña Dios, que nos dice: “Ánimo”, no tengáis miedo, yo estoy contigo”.
Agradezco de corazón el esfuerzo de cada uno de los profesores, que están poniendo todo su empeño, su esfuerzo y su cariño en guiar y acompañar el trabajo de vuestros hijos. Y el del Equipo Directivo, que lo coordina no sin dificultad, buscando siempre lo mejor en esta nueva situación.
Pero, sobre todo, gracias a cada uno de vosotros por vuestra colaboración y vuestra comprensión. Vuestras sugerencias nos ayudan a ir mejorando día a día en el servicio y entrega. Quiero que sepáis que no nos hemos olvidado de vosotros ni de los alumnos y sus familias ni de los profesores ni del personal no docente. Cada día, en cada momento del día, os tenemos presentes en nuestra oración y le hablamos a Dios de vosotros.
Estamos a vuestra disposición para todo aquello que necesitéis. El colegio está abierto, si bien debemos seguir estrictamente las recomendaciones y evitar los desplazamientos imprescindibles. Es mejor que uséis el correo electrónico y el teléfono.
Pido al Dios bueno que nos enseñe a ser creativos en el amor en este tiempo de turbulencias y bendiga nuestros esfuerzos. No tengáis ninguna duda: todo irá bien. Saldremos adelante. No hagáis caso a los agoreros de catástrofes, sino a los profesionales responsables médicos y a las autoridades.
Somos más que un colegio, nos habéis dejado formar parte de vuestra familia. Si nos necesitáis, llamadnos.
Carmen Gutiérrez
Representante de la Titularidad
Misionera del Santísimo Sacramento y María Inmaculada