Convivencia significa convivir, es decir, vivir en compañía de otro u otros (DRAE). Todos los años, docentes y alumnado apartamos un día en el que, durante unas horas, participamos en actividades que consolidan el nuevo grupo escolar.
Cambiar de compañeros de clase implica abrirse a nuevas amistades, sin perder las que ya existían. Mediante juegos y dinámicas, cada alumno reflexiona sobre lo importante que es él mismo para formar un buen equipo de trabajo. Hay tiempo para reír, correr, jugar y comer, pero también para compartir lo que cada uno piensa y siente con el resto.
Desde que nacemos, necesitamos la ayuda de un tercero. Según vamos creciendo, perdemos de vista esta realidad y, en el peor de los casos, nos volvemos individualistas. Desde el colegio abogamos por el aprendizaje colaborativo. Cada individuo es importante, sí, pero la peculiaridad de cada alumno enriquece al grupo. Por eso, otro de los objetivos de las convivencias es sacar a la luz los talentos y las virtudes que cada persona tiene. ¿Qué puedo ofrecer a los demás? El lema de este curso es “Somos vasijas de barro: el tesoro está dentro de ti”. ¿Cuál es el tesoro que portamos? ¿Cómo repercute en los que me rodean? Los alumnos de 1º de ESO dicen que para ellos la convivencia es:“estar con amigos y pasárselo pipa”, “aprender cosas nuevas”, “conocer nuevos amigos”, “saltarse clases” y ayudar a los demás.