Y Sin darnos cuenta avanza sin parar.  La primavera que ya ha desterrado por completo al invierno, nos muestra el triunfo de la VIDA.

Qué motivo tan importante para situar en mayo el mes de la Virgen, Madre de la Vida, Madre de Jesús, Madre Nuestra.

El reflejo de la belleza de la naturaleza también nos habla de Ella, de María, de su belleza y de su virtud.

Hagamos de este mes un homenaje y una acción de gracias hacia quien es nuestra Madre. Preparémosle algún regalo…

 Una oración cada mañana, al alba. Un recuerdo al atardecer.  Un lugar especial en nuestros hogares para Ella. Un rosario, ¡qué regalo tan bello! ¡Qué oración tan olvidada en estos tiempos en los que no sabemos parar!  Guardemos unos minutos de nuestro día para reunirnos en familia con Ella y pidámosle que nos enseñe a mirar todo lo que acontece a nuestro alrededor con los ojos de Jesús, nuestro Señor, para que Él ilumine el camino de nuestras vidas.

“Haced lo que Él os diga” (Jn 2, 5)

Eva River